La conducta no aparece mágicamente. Si pretendemos un análisis científico de la misma, ni
siquiera sería admisible decir que lo hace de una forma casual. Otra cosa
distinta es que leguemos a conocer las auténticas razones del comportamiento, o
que aquéllas que defendemos sean las verdaderas. La Psicología de la Motivación
es la disciplina científica que tiene como objetivo, analizar dos de las
dimensiones principales de la conducta. Por un lado, las causas que favorecen
que aparezca y, por otro, los objetivos que pretende. De alguna manera
estaríamos hablando de las variables dinámicas del comportamiento: dirección e
intensidad de la conducta.
La ciencia
se sirve de constructos hipotéticos, de conceptos teóricos creados por ella
misma cuando quiere dar razón de procesos inobservables que supuestamente son
el fundamento de evidencias físicamente constatables. Pero para que un
constructo hipotético cumpla con los
requisitos de todo conocimiento científico,
debe ser posible medirlo objetivamente y contrastarlo empíricamente. Si no es
así, cualquier afirmación que se realizara al respecto, no superaría la de la
mera especulación. Pero, por otra parte, el apoyarse en constructos
teóricamente sólidos y empíricamente verificables supone un progreso conceptual
y científico muy importante, ya que permite analizar las variables que explican
los fenómenos.
La
motivación no puede observarse directamente, pero sí la conducta motivada
(todas lo están de alguna manera). La premisa principal de este capítulo es que
el análisis de la motivación debe atender a dos cuestiones importantes. En
primer lugar, a las condiciones que hacen que el organismo esté impelido a realizar la
conducta. Puede tratarse de condiciones externas o internas, físicas o
mentales, observables o inobservables que crean un estado de necesidad de
actuar. Pero también es necesario analizar los objetivos que se pretenden con
el comportamiento, ya que en la mayoría de los casos la
conducta no es un mero reflejo. Y aún en el caso de los reflejos automáticos,
estos pueden modificarse por las consecuencias que tienen sobre el ambiente o
en el propio organismo que los ejecuta.
En este
capítulo hemos repasado las variables que consideramos más relevantes, tanto
para crear un estado de necesidad de llevar a cabo una conducta, como las
consecuencias de la misma que permiten que ésta se consolide. Digamos que
partimos de la formulación clásica de Atkinson de que el motivo es función
tanto del estado de necesidad de ejecutar una conducta, como del incentivo que
se consigue con la misma.
Profundizando
un poco en estos conceptos, señalamos que para entender la necesidad debemos
atender a variables biológicas, emocionales, de personalidad, cognoscitivas o
propiamente conductuales, mientras que el incentivo depende del valor de éste,
así como de la probabilidad de obtenerlo ejecutando la conducta en cuestión. El
análisis del proceso motivacional debe atender a todos estos factores, puesto
que todos ellos son responsables de cualquier conducta que aparezca. No
obstante, participan en diferente grado, en función del sistema motivacional que analicemos y de
este modo debemos tenerlo en cuenta. Así, es muy probable que debamos atender
especialmente a variables biológicas cuando analicemos la conducta de comer,
mientras que debemos profundizar en las tendencias personales de acción si estudiamos el motivo de logro. Ello no
obsta para que el análisis de comportamientos alimentarios tan relevantes como
la anorexia deba atender, más que a variables estrictamente biológicas, a
factores cognoscitivos, o conductuales.
Referentes Bibliográficos
Chóliz Montañés, M., (2004)
Psicología de la Motivación: el proceso
motivacional.Recuperado el 01 de Octubre de 2017, a partir de http://www.uv.es/=choliz/asignaturas/motivacion/Proceso%20motivacional.pdf.
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